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Desde la madrugada del martes, una lluvia de ceniza ha puesto en peligro al menos a 2.000 personas en el sur del Perú. El Ubinas, el volcán más activo entre las 400 estructuras volcánicas del país andino, se ha reactivado, desatando la preocupación de los pueblos cercanos y de las autoridades. Desde su primer estallido, que formó una columna de cenizas de hasta cinco kilómetros y se dispersó en un radio de 10 kilómetros, ya son 17 las explosiones que han ocurrido en los últimos dos días. Los afectados coinciden en la dificultad para respirar por las cenizas, además del olor a combustible quemado. El polvo ha cubierto sus casas.
La última vez que el Ubinas, ubicado en la región de Moquegua, presentó actividad volcánica fue en julio de 2019. Sus explosiones, que duraron tres meses, expulsaron cenizas en una columna que alcanzó los seis kilómetros sobre el cráter y se dispersó en un radio de 250 kilómetros. Si bien el Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha pronosticado que esta erupción no será más que moderada, no es posible ahora precisar su duración ni magnitud.
Este miércoles, el Consejo de Ministros aprobó declarar el estado de emergencia en siete distritos de la provincia General Sánchez Cerro, en Moquegua, por 60 días. Se trata de Coalaque, Chojata, Ichuña, Lloque, Matalaque, Ubinas, y Yunga. “Se ha identificado que la población, y áreas de cultivo, entre otros, se encuentran expuestos a un muy alto riesgo ante el proceso eruptivo del volcán Ubinas, identificándose la condición de peligro inminente”, dice el decreto. En el documento también se justifica la decisión en que “la capacidad de respuesta del Gobierno Regional de Moquegua ha sido sobrepasada, por lo que resulta necesaria la intervención técnica y operativa de las entidades del Gobierno”.
Por la tarde, el primer ministro, Alberto Otárola, explicó que la medida les permitirá ejecutar acciones inmediatas y de excepción para reducir el riesgo, además de intervenciones de respuesta y rehabilitación. “La tarea central del Gobierno es proteger a la población”, subrayó. Por lo pronto, este jueves viajará hasta la zona la ministra de Transportes y Comunicaciones, Paola Lazarte. Debido a la emergencia, se han suspendido las clases en 13 centros educativos de grado inicial, primaria y secundaria, y dos institutos.
Una de las carencias para afrontar las explosiones del volcán Ubinas es el espacio donde acoger a los ciudadanos que serán evacuados. El albergue de Sirahuaya, ubicado a 12 kilómetros del cráter, no se encuentra operativo desde su creación en 2019. Las autoridades locales trabajan contra reloj en su habilitación. “Estamos complementando lo que nos dejaron las gestiones pasadas. Vamos a necesitar 14 millones de soles [casi 4 millones de dólares]. Estamos esperando la declaratoria de emergencia para iniciar los trabajos, pero sí puede recibir a las familias”, ha declarado, con optimismo, el subgerente de Gestión de Riesgo de Desastres del Gobierno Regional de Moquegua, Juan Paredes Urbiola. Sin embargo, algunos ciudadanos piensan lo contrario. “El albergue de Sirahuaya son módulos pequeños donde entra una cama, pero no hay agua, desagüe ni luz. Entre morir allá o morir acá, la verdad uno prefiere morir en casa”, le dijo Rocío Ramos, una vecina del distrito de Ubinas, al diario El Comercio.
Aunque el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet) ha informado de que este miércoles las emisiones continuas de ceniza alcanzaron una altura máxima de 1.000 metros sobre la cima del cráter ―menor que el primer día―, la amenaza es latente, pues el IGP ha detectado 173 sismos, asociados a procesos de ruptura de rocas que han sucedido en el interior del volcán.
Fuente: El País
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